ADOLESCENCIA, PUBERTAD, JUVENTUD.
La adolescencia consiste más en un proceso, en una etapa de
transición que en un estadio con límites temporales fijos. Ahora bien, los
cambios que ocurren en este momento son tan significativos que resulta útil
hablar de la adolescencia como un periodo diferenciado del ciclo vital humano.
La adolescencia comienza con la pubertad, es decir, con una
serie de cambios fisiológicos que desembocan en plena maduración de los órganos
sexuales, y la capacidad para reproducirse y relacionarse sexualmente.
El intervalo temporal en que transcurre comenzaría a los
11-12 años y se extendería hasta los 18-20. Sin embargo no podemos equiparar a
un chico de 13 con uno de 18 años; por ello hablaremos de “adolescencia
temprana” entre los 11-14 años (que coincide con la pubertad), y luego de un
segundo periodo de “juventud” entre los 15-20 años; su prolongación hasta
llegar a la adulted, dependerá de factores sociales, culturales, ambientales,
así como de la adaptación personal.
En sociedades diferentes a la nuestra y también en la misma
sociedad occidental, en otros tiempos, la adolescencia puede, o podía, darse
por terminada con el matrimonio y la entrada en el mundo laboral. En la
actualidad, y dentro del contexto occidental, la generalizada demora del
momento del matrimonio, la situación de prolongación de los estudios y, sobre
todo, de desempleo juvenil, ha hecho difícil la delimitación final de la edad
adolescente; en definitiva la sociedad occidental ha contribuido a alargar la
adolescencia mucho más de lo habitual en otras sociedades.
Los cambios biológicos marcan el inicio de la adolescencia,
pero esta no se reduce a ellos, sino que se caracteriza además por significativas
transformaciones psicológicas y sociales.
ADOLESCENCIA: ÉPOCA DE INMADUREZ EN BUSCA
DE MADUREZ:
El ingreso en el mundo adulto exige una serie de cambios, de
maduraciones en todos los niveles del ser que desembocan en actitudes y
comportamientos de madurez. Este cambio pone de manifiesto que el verdadero
sentido de la etapa adolescente es la maduración de la autonomía personal. El
adolescente en medio de su desorientación y conflictos persigue tres objetivos
íntimamente relacionados entre sí:
Conquista de
madurez entendida como personalidad responsable.
Logro de la
independencia.
Realización de la
cualidad de tener una existencia independiente, de ser, en definitiva, persona.
La adolescencia debe entenderse, por consiguiente, como un
complejo proceso de maduración personal, como una “etapa de
inmadurez en busca de madurez”. Pero la inmadurez del adolescente es distinta a
la del niño o el adulto inmaduro:
La inmadurez del
niño es la de la persona que, sin valerse de sí misma, no percibe esta
situación como problemática.
La inmadurez del
adolescente es la de quien no sabiendo valerse por sí mismo, experimenta el
deseo de hacerlo, y al intentar conseguirlo pone en marcha capacidades nuevas,
es decir, inmaduras.
La inmadurez del
adulto normalmente no es debida a una falta de experiencia ante situaciones
nuevas, sino a una ausencia de esfuerzo.
Al comparar las actitudes o el comportamiento del adolescente
con el “niño bueno” o el adulto responsable, se puede tener una falsa impresión
de retroceso, ya que el adolescente es menos ordenado, menos sociable, menos
dócil y menos respetuoso que antes; pero eso no significa que sea menos maduro
o menos responsable. Ahora el adolescente necesita obrar por convicciones
personales lo que le conduce a replantearse su comportamiento anterior. Ha
elegido un campo de juego más difícil que antes, y esto produce que se obtengan
peores resultados, sin embargo estos resultados no son signos de retroceso,
sino de crecimiento, de madurez propia de la adolescencia. Por tanto sería un
error creer que la madurez llega de pronto al final de la adolescencia.
A partir de los 12 años comienza el aprendizaje para saber
afrontar la realidad de modo personal. A lo largo de este aprendizaje el
chico/a denota comportamientos inmaduros, pero hay que decir que estos
comportamientos son necesarios para el desarrollo de la personalidad.
El adolescente madura en la medida en que se decide a
recorrer el camino recién descubierto sin “andaduras”. El progreso es más lento
y difícil pero también más efectivo.
“El concepto de madurez respecto al adolescente no debe
considerarse un estado fijo o el punto final de proceso de desarrollo; la
madurez es un término relativo que denota el grado en que la persona descubre y
es capaz de emplear recursos, que se hacen accesibles a él en el proceso de
crecimiento”.
Junto con los comportamientos inmaduros, se dan también desde
el inicio de la etapa adolescente, comportamientos que denotan cierta madurez;
porque un rasgo de inmadurez solamente queda evidenciado cuando se ha producido
algún progreso de algún tipo.
CONCLUSIÓN: La adolescencia es una época de inmadurez que
normalmente (no siempre) deja paulatinamente de serlo.
PRINCIPALES TEORÍAS SOBRE LA ADOLESCENCIA:
Teoría
psicoanalítica de FREUD: Según esta teoría la adolescencia es un estadio del
desarrollo en el que brotan los impulsos sexuales y se produce una primacía del
erotismo genital. Supone, por un lado, revivir conflictos edípicos infantiles y
la necesidad de resolverlos con mayor independencia de los progenitores y, por
otro lado, un cambio en los lazos afectivos hacia nuevos objetos amorosos.
Teoría de la
adolescencia de ERIKSON: Para ERIKSON la adolescencia es una crisis normativa,
es decir, una fase normal de incremento de conflictos, donde la tarea más
importante es construir una identidad coherente y evitar la confusión de
papeles.
Visión
psicosociológica: Esta visión subraya la influencia de los factores externos.
La adolescencia es la experiencia de pasar una fase que enlaza la niñez con la
vida adulta, y que se caracteriza por el aprendizaje de nuevos papeles
sociales: no es un niño, pero tampoco es un adulto, es decir, su estatus social
es difuso. En este desarrollo del nuevo papel social, el adolescente debe
buscar la independencia frente a sus padres. Surgen ciertas contradicciones
entre deseos de independencia y la dependencia de los demás, puesto que se ve
muy afectado por las expectativas de los otros.
Escuela de Ginebra.
PIAGET: Este autor señala la importancia del cambio cognitivo y su relación con
la afectividad. El importante cambio cognitivo que se produce en estas edades
genera un nuevo egocentrismo intelectual, confiando excesivamente en el poder
de las ideas.
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